domingo, 1 de septiembre de 2013

Martirio, de corazón

Yo vengo a ofreceros mi corazón’. Con este canto se subía Martirio en el escenario de Nocturama, toda una declaración de intenciones para la que ha sido, sin duda, una de las veladas más calurosas del ciclo sevillano. Y no es que fuese cálida por las temperaturas propias del verano de la capital andaluza, sino por la entrega de la artista y la acogida de un público que supo percibir y agradecer el talento de Maribel Quiñones, un protagonismo compartido con los acordes de la guitarra de Raúl Rodríguez, hijo de la cantante que, sin duda, ha heredado un talento que le permite afinar con fuerza y maestría cada nota.


          Enfundada en sus inseparables gafas de sol y peineta, ‘Madurito interesante’ o ‘Separada sin paga’ fueron el aperitivo para el recital de homenajes que la interpreté regaló a continuación. Con ‘Un mundo raro’ evocó a la gran Chavela Vargas, a la que dedicará su próximo trabajo discográfico, para más tarde recuperar la nostalgia de ‘María la portuguesa’ de Carlos Cano, la figura de Marifé de Triana con ‘Torre de arena’ y la célebre declaración de Miguel de Molina, ‘Te lo juro yo’, sin olvidar la influencia en su carrera y vida del cancionero latinoamericano, presente en su admiración por la venezolana Soledad Bravo. Canciones que se sucedieron entre aplausos que se repetían cautivados por la esencia de la artista. Y entre tangos, fandangos, copla española y boleros, aparecieron ‘Volver’, ‘La bien pagá’, ‘Compuesta y sin novio’, ‘Quisiera amarte menos’ y ‘Ojos verdes’, dejando esta última canción su rostro al desnudo en el escenario sevillano, no sin antes dedicar un tema del respetable Compay Segundo, ‘Es mejor vivir así’, al barrio sevillano del Pumarejo.


          Profundo y sincero fue la entrada de su despedida con Las simples cosas, alzando las ‘Sevillanas de los bloques’ para el cierre de una noche iluminada por la voz y el sonido de un tándem perfecto. 



          Para muchos pudo resultar extraño su nombre en el cartel de un festival con corrientes de pop, rock y folk independientes. Pero lo cierto es que Nocturama es ya mucho más que música y su celebración se ha consolidado como una cita exclusiva con este arte, tanto para público como para artistas. Y en ese entorno mágico hay que aplaudir la apuesta de LaSuite por incluir este año el encuentro con una de las artistas con más temperamento de nuestro país, galardonada y reconocida nacional e internacionalmente, aportando así vida, emociones y risas…, en definitiva, complicidad. Ella hace suyas incluso las canciones que no lo son, confiriéndoles su personalidad, original, arrolladora y atemporal. El artista no es sólo una voz, es una actitud ante la música, la interpretación de los sentimientos, la visión de la vida…, y su capacidad para transmitirlo a quienes se acercan para terminar elogiando su naturaleza. Así es Maribel Quiñones, Martirio, pura fusión cultural, una artista con alma, de corazón.


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