“Todos tenemos sueños, y el del joven Tom
Hematoma Cloudman es volar. Por eso, Tom es acróbata –algunos dicen que el peor
acróbata del mundo- y especialista en escenas de riesgo, pues así se siente más
cerca del cielo. Entre saltos y piruetas su cuerpo se desgasta, hasta que un
día le detectan una grave enfermedad. Pero el destino de Tom no es el de
cualquiera, y si le acompañamos sabremos que poco después, en uno de sus paseos
nocturnos por la clínica, conoce a una fascinante criatura, mitad mujer y mitad
pájaro, de quien cae fulminantemente enamorado…”.
La última novela de Mathias Malzieu, ‘Metamorfosis en el cielo’ (2011), vuelve a sumergir al lector en el
universo mágico de su literatura. ¿A qué estaríamos dispuestos a renunciar por
alcanzar nuestros sueños? La fantasía se mezcla en sus líneas con la realidad
para jugar con las emociones, los miedos y las ilusiones de sus protagonistas.
Repleto de metáforas, el autor francés escribe un texto fantasioso que apela a
imaginación para comprender el entramado de su historia. Si su escritura es
fácil y el carácter de los personajes sabe combinar la dulzura con el misterio,
el exceso de una retórica a veces demasiado rizada deambula entre el tedio y el
abandono en algunos de sus episodios. Con esta obra, mantiene un interés lineal
frente a la exquisita narración de ‘La
mecánica del corazón’ (2007), un auténtico placer para recuperar el mundo
encantador de la conciencia infantil que no debemos olvidar para adentrarnos
con su inocencia y valentía en el destino, a veces temible a veces
sorprendente, del ser humano. ‘Metamorfosis
en el cielo’ se deja leer, pero no logra la altura de su predecesora.
Una atención completamente diferente
es la que requiere ‘Alma negra’, de Joseph Conrad, “la narración de un viaje en busca de Kurtz, personaje huidizo que se
acaba convirtiendo en presencia enigmática, ubicua e inquietante. Relato del
marino Charlie Marlow que rememora su aventura, remontando un gran río en forma
de serpiente hasta encontrar a Kurtz, un viaje que se convierte en un descenso dantesco
al centro del horror, al corazón oscuro y tenebroso de nuestra alma negra”.
El autor polaco nos propone un auténtico cuaderno de viaje por las
profundidades del río Congo; aunque, más que por su interior, por la audacia de
quienes lo surcan, la naturaleza de quienes habitan sus orillas y los secretos
de la selva que los viste. Un texto oscuro e inquietante que invita al análisis
de los deseos primarios del hombre. La ambición, la traición, la conquista y la
explotación colonial son algunos de los temas que navegan por ‘Alma negra’, siempre desde una
embarcación que rechaza estas aguas como engranaje del motor humano.
Si bien la intensidad de su exposición
solicita una mayor vigilancia sobre las palabras, Joseph Conrad nos deja con ganas de adentrarnos aún más por esos
mundos salvajes, por la cultura de sus civilizaciones y por los comportamientos
de sus protagonistas. Aun así, consigue mantener en todo momento la capacidad de
asombro e indagación del lector.
Menos densa, pero extremadamente
agradable resulta ‘Chesil Beach’
(2007), de Ian McEwan. “Tienen poco más de veinte años y se
conocieron en una manifestación en contra de las armas nucleares. Florence es
una chica de clase media alta, su padre es un exitoso hombre de negocios y su
madre una activa profesora universitaria, y viven en una casa donde se comen
quesos franceses y yogur. Edwar, en cambio, pertenece a una familia que apenas
se sostiene en la zona baja de la clase media; su padre es maestro y su madre,
tras un imprevisible accidente, vive desde hace años en una nebulosa. Y en su
casa no hay comidas caras o extranjeras, las camas nunca se hacen las sábanas
rara vez se cambian, ni se limpian los lavabos. Florence es violinista y Edward
ha estudiado historia…”. Ambientada en la Inglaterra de 1962, la novela contrapone
la mentalidad conservadora de antaño al despertar social y sexual de la nueva
generación. De forma dulce y delicada, entre sus páginas asistimos a la
atracción de dos jóvenes vírgenes, que se enfrentan por primera vez a la seducción,
mostrándose cautos ante el miedo hacia lo desconocido y encontrando el uno en
el otro diferentes formas de entrega, una más pausada, otra impulsiva.
‘Chesil
Beach’ es un íntimo relato sobre el amor y las diferencias entre clases
sociales que, en ocasiones, se esparcen incluso a nivel personal por el
conjunto de las emociones. Los sentimientos bailan entre la pasión, el sexo y el
cómodo bienestar convencional, un destino al que los personajes de la novela se
enfrentan desde una postura tan inocente como a veces deliciosamente madura y,
quizás, conformista. Inevitable no acompañar a Edward y Florence para inmiscuirse
en el transcurso de la pareja. Una de esas sorpresas editoriales que
proporcionan una más que placentera lectura.
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